sábado, 11 de enero de 2014

La antigua Grecia

A pesar de su humanismo y de su cultura, los griegos fueron una sociedad sorprendentemente guerrera: tanto entre sí mismos como contra los invasores, los griegos mantuvieron un poderoso ejército por tierra y por mar que les permitiese tanto defender sus fronteras como ampliarlas con territorio enemigo. La guerra estaba tan implementada en la sociedad que algunos de los filósofos no concebían sus teorías sin la figura de los militares. El propio Sócrates no consideraba que matar a otros soldados en guerras por Atenas fuese contrario a la dialéctica.
Ejércitos como el ateniense y el espartano mantuvieron siempre disputas entre sí, y si bien toda Grecia entrenaba a sus jóvenes para el arte de la guerra, cada sociedad empleaba sus propios métodos: allí donde Atenas prefería un entrenamiento más sosegado, basado en la práctica de la gimnasia, los espartanos entrenaban a sus hombres desde la temprana edad de 16 años, forzando un estricto entrenamiento guerrero que el hombre no abandonaría en toda su vida.
A pesar de sus diferencias, todas las polis se unieron para defenderse frente a un enemigo común: los persas, a los que derrotaron en una serie de conflictos denominados Guerras Púnicas. A pesar de esto, las constantes luchas internas vaciaron sus filas rápidamente, convirtiéndoles en blanco fácil contra los macedonios y más tarde contra los romanos, que anexionarían Grecia en su totalidad.

El carácter belicoso de Grecia se ve reflejado en su arte: si bien las pinturas son escasas, las esculturas y la cerámica son mucho más abundantes, y son la representación de la visión de un pueblo que ejercía un importante culto al cuerpo. Las esculturas son el reflejo del ideal físico del hombre griego, mientras que las vasijas se centran en la perpetuación de la mitología y de la batalla. El coraje de guerreros como Leónidas, que luchó en las Termópilas contra los persas aún a sabiendas de que no tenía ninguna oportunidad, ha pasado a la historia como un ejemplo de valor y de arrojo, y ha sido representado tanto en cuadros como en otros medios.

Daniel van Heil
Caída de Troya
-
Óleo sobre panel, 62 x 87 cm
Colección privada

Jacques-Louis David
Leónidas en las Termópilas
1814
Óleo sobre lienzo, 395 x 531 cm
Musée du Louvre, París

Edgar Degas
Jóvenes espartanos entrenando
c. 1860
Óleo sobre lienzo, 109 x 155 cm
National Gallery, Londres

Policleto
Doriforo
c. 450 a.C.
Mármol
Museo arqueológico nacional, Nápoles

Aquiles y Héctor
Cerámica

300
Frank Miller y Lynn Varley


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