sábado, 11 de enero de 2014

La Revolución Francesa, el imperio de Napoleón

La Revolución Francesa sería uno de los puntos clave de la historia de Europa, un paso adelante hacia la destrucción de la monarquía absoluta dominante en la mayoría de estados europeos, hacia una democracia auténtica. Los franceses lucharon y vencieron a Luis XVI, y tras la instauración de un estado democrático, y tras pasar por lo que se conoce como el Terror, emprendido por Maximilien Robespierre, Napoleón Bonaparte terminaría por hacerse con el control tras un golpe de estado y emprender una campaña de conquista por toda Europa, que no sería detenida hasta una primera gran derrota en Leipzig, y posteriormente la definitiva en la batalla de Waterloo, que le costaría el exilio a la isla de Santa Elena.
Se ejerció un auténtico culto de personalidad en torno a la figura de Napoleón, al que muchos artistas franceses vieron como el mesías, aquel que venía a traer la libertad a Europa. Artistas como Jacques-Louis David lo ensalzarían constantemente en sus obras, no sólo a él, sino también a todo el espíritu revolucionario, con obras dedicadas a la glorificación de la revolución.
La respuesta española fue algo diferente. Enzarzados en una guerra contra el dominio francés, en lo que fue la Guerra de Independencia española, los españoles se enfrentaron a José Bonaparte, hermano de Napoleón, por la recuperación de la soberanía nacional, que por desgracia, recaería en la infame figura de Fernando VII, el monarca peor valorado de todo el panorama español, y a quien Goya supo retratar en toda su mediocridad, junto con las masacres cometidas durante las revueltas en España contra aquel a quien llamaron “Pepe Botella”.

La posterior llegada del estilo artístico conocido como Romanticismo al mundo de los creadores traería una nueva visión de la guerra, no tan propagandística como el realismo practicado por David: los pintores románticos apreciaron el valor estético de la guerra por encima del ensalzamiento de los generales que las conducían, encontraron una belleza intrínseca en las peleas, en la sangre derramada, en los golpes de lanzas y los cañonazos entre barcos. Los cuadros de pintores como Eugène Delacroix, más allá de una mera función historiográfica, nos ofrecen una visión romántica, idílica incluso, de los conflictos entre los hombres.


Eugène Delacroix
La libertad guiando al pueblo (28 de julio de 1830)
1830
Óleo sobre lienzo, 260 x 325 cm
Musée du Louvre, París

Antoine-Jean Gros
Napoleón Bonaparte en el campo de batalla de Eylau, 1807
1808
Óleo sobre lienzo, 521 x 784 cm
Musée du Louvre, París

Jean-Victor Schnetz
La batalla por el consistorio, 28 de julio de 1830
1830
Óleo sobre lienzo
Musée du Petit Palais, París

Antoine-Jean Gros
Napoleón Bonaparte visitando a las víctimas de la plaga en Jaffa
1799
Óleo sobre lienzo, 523 x 715 cm
Musée du Louvre, París

Pierre-Narcisse Guérin
Napoleón perdonando a los rebeldes en El Cairo
1808
Óleo sobre lienzo, 365 x 500 cm
Musée National du Château, Versalles

Jacques-Louis David
Bonaparte, calmado sobre un corcel furioso, cruzando los Alpes
1801
Óleo sobre lienzo, 260 x 221 cm
Musée National du Château de Malmaison, Rueil

Jacques-Louis David
Consagración del emperador Napoleón I y coronación de la emperatriz Josephine
1805-07
Óleo sobre lienzo
Musée du Louvre, París

Francisco de Goya y Lucientes
El 3 de mayo de 1808: La ejecución de los defensores de Madrid
1814
Óleo sobre lienzo, 266 x 345 cm
Museo del Prado, Madrid

Antoine-Jean Gros
Bonaparte en el puente de Arcole
c. 1796
Óleo sobre lienzo, 134 x 104 cm
The Hermitage, San Petersburgo

Jean-Louis-Ernest Meissonier
La campaña en Francia, 1814
1864
Óleo sobre madera, 52 x 77 cm
Musée d'Orsay, París

Horace Vernet
Un inválido remitiendo una petición a Napoleón en un desfile en el patio del palacio de Tuileries
1838
Óleo sobre lienzo, 215 x 326 cm
The Hermitage, San Petersburgo

Eugène Delacroix
Brigadier herido de muerte sacia su sed
c. 1825
Óleo sobre lienzo, 32,5 x 40,7 cm
Öffentliche Kunstsammlung, Basel

Eugène Delacroix
La muerte de Sardanápalo
1827
Óleo sobre lienzo, 392 x 496 cm
Musée du Louvre, París




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