sábado, 11 de enero de 2014

El Renacimiento y la Guerra de los 30 Años

La llegada del Renacimiento trajo una revolución en todos los campos humanos, pero especialmente el de las artes, como consecuencia natural de los avances emprendidos en los siglos anteriores, como la introducción de la técnica del óleo de forma generalizada y la recuperación de los modelos clásicos griegos y romanos. La recuperación de la técnica trajo consigo también la recuperación de los temas y de la historia de los pueblos de la antigüedad, y la nueva pintura tuvo acceso a temas como la mitología y las batallas de los pueblos pasados.
El artista se convierte en una figura reconocida y en un autor autónomo, en lugar de un simple artesano, y por lo tanto, tiene la libertad de trabajar sobre aquello que mejor le parezca, en lugar de exclusivamente sobre temas religiosos y similares. Es gracias a esto que aparecen nuevos géneros como el retrato, el bodegón o la obra mitológica, temas que no habían sido visitados desde la caída de Roma.
El desarrollo en las artes llevaría a la pintura histórica, entre la cual podemos encontrar la pintura de guerra. A partir del Renacimiento los artistas trabajarían no sólo en aquellos conflictos que sucediesen de forma más inmediata, sino también sobre aquellos que ya habían sucedido, sobre momentos clave de las batallas de antaño, sobre personajes relevantes, sobre las propias batallas, sin saltarse un detalle escabroso ni una gota de sangre de las mismas. La pintura de guerra sería, en muchos casos, una fiel representación del fragor de la batalla, de la sangre derramada, de la vida que se escapa en el siguiente golpe de espada.

La Guerra de los Treinta Años fue un conflicto que se desarrollaría entre 1618 y 1648 que aglutinó a todas las grandes potencias europeas, y que tendría importantes consecuencias para el futuro del continente, como la consolidación de Holanda como país independiente, la disgregación del Sacro Imperio Romano Germánico y la caída de España como primera potencia europea.

La guerra será el campo de pruebas de muchos artistas, que retratarían en sus cuadros escenas de la guerra y momentos claves, como la firma del Tratado de Münster que pondría fin a las hostilidades junto con el tratado de Osnabrück, en lo que se convertiría en la Paz de Westfalia. El arte se convirtió en un excelente elemento historiográfico.


11 comentarios: