Mucho más avanzados en mentalidad
guerrera serían los romanos, el pueblo militar por excelencia de la antigüedad,
que formaría el ejército más formidable de todos sus contemporáneos y lograría
conformar el mayor imperio de Europa hasta el momento. Los romanos evolucionaron
desde el adiestramiento militar obligatorio desde los 16 a los 60 años, al estilo de
los griegos, hasta un ejército profesional con un sueldo, a raíz de las graves
derrotas sufridas en sus campañas contra los teutones y los cimbrios.
Las legiones romanas se componían
de 6.000 hombres y 300 jinetes, más auxiliares, civiles como familiares,
sirvientes y prostitutas, y maquinaria de guerra: los romanos incluían en sus
legiones balistas y catapultas, que además de aumentar su eficacia en combate
directo, les proporcionaban un inestimable apoyo durante los asedios. El
ejército romano entrenaba físicamente a sus soldados en profundidad antes de
enseñarles el manejo de las armas: la marcha era el ejercicio militar por
excelencia, y los legionarios debían ser capaces de recorrer más de 30 millas cargados con todo
su equipo, sus armas y diversos aparejos para preparar una fortificación en un
lugar estratégico.
Los romanos, al igual que los
griegos, representaron su pasión por la guerra y la conquista a través de su
arte. Los romanos formaron su estilo artístico partiendo de la base dejada por
los etruscos y los propios helenos: tanto sus esculturas como sus edificaciones
tienen claros orígenes griegos, especialmente de los períodos clásico y helenístico.
Los arcos de triunfo eran la
expresión máxima de lo militar, y eran erigidos en honor a una gran victoria,
aunque terminaban siendo dedicados a algún emperador. El arco de Constantino es
quizá uno de los más conocidos y el más moderno de los construidos en la Roma antigua, erigido en
memoria de Constantino por su victoria en la batalla del Puente Milvio el 28 de
octubre de 312. Otros arcos importantes construidos en el período de la Roma antigua incluyen el arco
de Tito, construido en honor de este emperador por su victoria en Judea; y el
arco de Severo, en honor de Séptimo Severo por su victoria contra el Imperio
Parto.
Siglos después de la caída de su
imperio, muchos pueblos, especialmente los italianos, buscaron recuperar la
perdida gloria que los romanos llegaron a alcanzar. El estilo artístico
conocido como Renacimiento representaría el retorno más evidente a las raíces
latinas, propiciado por el descubrimiento de ruinas, esculturas y otras
muestras dejadas por los romanos antes de la disolución de su imperio: la
recuperación de los modelos clásicos facilitó un importante avance en el
panorama artístico, en los campos del humanismo y de la representación de la
realidad, lo que afectó positivamente a la representación del ser humano y, por
ende, del panorama bélico.
La caída de Roma y del Imperio
Romano de Occidente sucedió en el 476, con el saqueo de Roma por los pueblos
bárbaros, que derrotarían a los romanos por superioridad numérica. La
destrucción del Imperio Romano traería la destrucción de su cultura y de sus
artes, y hasta aproximadamente el año 800 no habría manifestaciones artísticas
de gran relevancia, y mucho menos en el campo militar.
Antoine Caron Las masacres del Triumvirato 1566 Óleo sobre lienzo, 116 x 195 cm Musée du Louvre, París |
Jacques-Louis David La intervención de las Sabinas 1799 Óleo sobre lienzo, 385 x 522 cm Musée du Louvre, París |
Pieter de Grebber Arco de triunfo con los portadores del botín de guerra 1648 Óleo sobre lienzo, 376 x 203 cm Huis ten Bosch, La Haya |
Andrea del Sarto El triunfo del César c. 1520 Fresco, 502 x 356 Villa Medici, Poggio a Caiano |
Jacques-Antoine Beaufort El juramento de Bruto 1771 Óleo sobre lienzo, 129 x 167 Musée Municipal Frederic Blandin, Nevers |
Antico Estatuilla ecuestre de Marco Aurelio 1500-10 Bronce, parcialmente dorada, incrustaciones de plata Altura de 39 cm Liechtenstein Museum, Viena |
Vincenzo Camuccini La muerte de Julio César 1798 Óleo sobre lienzo, 400 x 207 Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles |
Jacques-Louis David El juramento de los Horacios 1784 Óleo sobre lienzo, 330 x 425 cm Musée du Louvre, París |
Eugène Delacroix Atila y sus hordas arrasan Italia y las artes 1843-47 Óleo y cera virgen sobre yeso Bibliothèque, Palais Bourbon, París |
Sebastiano Ricci Batalla de los romanos y las sabinas c. 1700 Óleo sobre lienzo, 197 x 303 cm Liechtenstein Museum, Viena |
Giovan Francesco Penni La batalla del Puente Milvio 1519-20 Pluma y tinta, pincel, detalles blancos sobre tiza negra, 376 x 851 mm Musée du Louvre, París |
Rafaello Sanzio La batalla del puente Milvio 1520-24 Fresco Sala di Constantino, Palazzi Pontifici, Vaticano |
Arco de Constantino 315 Mármol, ladrillo con revestimiento de mármol Roma |
Augusto de Prima Porta 20 Mármol, 2,02 m Museos Vaticanos, Roma |
Columna de Trajano 114 Mármol, 38 m Foro de Trajano, Roma |
Gladiator Ridley Scott 2000 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario