sábado, 11 de enero de 2014

La antigua Roma

Mucho más avanzados en mentalidad guerrera serían los romanos, el pueblo militar por excelencia de la antigüedad, que formaría el ejército más formidable de todos sus contemporáneos y lograría conformar el mayor imperio de Europa hasta el momento. Los romanos evolucionaron desde el adiestramiento militar obligatorio desde los 16 a los 60 años, al estilo de los griegos, hasta un ejército profesional con un sueldo, a raíz de las graves derrotas sufridas en sus campañas contra los teutones y los cimbrios.
Las legiones romanas se componían de 6.000 hombres y 300 jinetes, más auxiliares, civiles como familiares, sirvientes y prostitutas, y maquinaria de guerra: los romanos incluían en sus legiones balistas y catapultas, que además de aumentar su eficacia en combate directo, les proporcionaban un inestimable apoyo durante los asedios. El ejército romano entrenaba físicamente a sus soldados en profundidad antes de enseñarles el manejo de las armas: la marcha era el ejercicio militar por excelencia, y los legionarios debían ser capaces de recorrer más de 30 millas cargados con todo su equipo, sus armas y diversos aparejos para preparar una fortificación en un lugar estratégico.
Los romanos, al igual que los griegos, representaron su pasión por la guerra y la conquista a través de su arte. Los romanos formaron su estilo artístico partiendo de la base dejada por los etruscos y los propios helenos: tanto sus esculturas como sus edificaciones tienen claros orígenes griegos, especialmente de los períodos clásico y helenístico.
Los arcos de triunfo eran la expresión máxima de lo militar, y eran erigidos en honor a una gran victoria, aunque terminaban siendo dedicados a algún emperador. El arco de Constantino es quizá uno de los más conocidos y el más moderno de los construidos en la Roma antigua, erigido en memoria de Constantino por su victoria en la batalla del Puente Milvio el 28 de octubre de 312. Otros arcos importantes construidos en el período de la Roma antigua incluyen el arco de Tito, construido en honor de este emperador por su victoria en Judea; y el arco de Severo, en honor de Séptimo Severo por su victoria contra el Imperio Parto.
La Columna de Trajano es un impresionante monumento erigido por orden del emperador Trajano para conmemorar la victoria de Trajano en sus sucesivas campañas contra los dacios. Dispuesta a modo de espiral, la columna muestra unos relieves que detallan sucesivas escenas de la campaña, incluyendo enfrentamientos armados entre combatientes de ambos bandos.

Siglos después de la caída de su imperio, muchos pueblos, especialmente los italianos, buscaron recuperar la perdida gloria que los romanos llegaron a alcanzar. El estilo artístico conocido como Renacimiento representaría el retorno más evidente a las raíces latinas, propiciado por el descubrimiento de ruinas, esculturas y otras muestras dejadas por los romanos antes de la disolución de su imperio: la recuperación de los modelos clásicos facilitó un importante avance en el panorama artístico, en los campos del humanismo y de la representación de la realidad, lo que afectó positivamente a la representación del ser humano y, por ende, del panorama bélico.


La caída de Roma y del Imperio Romano de Occidente sucedió en el 476, con el saqueo de Roma por los pueblos bárbaros, que derrotarían a los romanos por superioridad numérica. La destrucción del Imperio Romano traería la destrucción de su cultura y de sus artes, y hasta aproximadamente el año 800 no habría manifestaciones artísticas de gran relevancia, y mucho menos en el campo militar.



Antoine Caron
Las masacres del Triumvirato
1566
Óleo sobre lienzo, 116 x 195 cm
Musée du Louvre, París

Jacques-Louis David
La intervención de las Sabinas
1799
Óleo sobre lienzo, 385 x 522 cm
Musée du Louvre, París

Pieter de Grebber
Arco de triunfo con los portadores del botín de guerra
1648
Óleo sobre lienzo, 376 x 203 cm
Huis ten Bosch, La Haya

Andrea del Sarto
El triunfo del César
c. 1520
Fresco, 502 x 356
Villa Medici, Poggio a Caiano

Jacques-Antoine Beaufort
El juramento de Bruto
1771
Óleo sobre lienzo, 129 x 167
Musée Municipal Frederic Blandin, Nevers

Antico
Estatuilla ecuestre de Marco Aurelio
1500-10
Bronce, parcialmente dorada, incrustaciones de plata
Altura de 39 cm
Liechtenstein Museum, Viena

Vincenzo Camuccini
La muerte de Julio César
1798
Óleo sobre lienzo, 400 x 207
Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles

Jacques-Louis David
El juramento de los Horacios
1784
Óleo sobre lienzo, 330 x 425 cm
Musée du Louvre, París

Eugène Delacroix
Atila y sus hordas arrasan Italia y las artes
1843-47
Óleo y cera virgen sobre yeso
Bibliothèque, Palais Bourbon, París

Sebastiano Ricci
Batalla de los romanos y las sabinas
c. 1700
Óleo sobre lienzo, 197 x 303 cm
Liechtenstein Museum, Viena

Giovan Francesco Penni
La batalla del Puente Milvio
1519-20
Pluma y tinta, pincel, detalles blancos sobre tiza negra, 376 x 851 mm
Musée du Louvre, París

Rafaello Sanzio
La batalla del puente Milvio
1520-24
Fresco
Sala di Constantino, Palazzi Pontifici, Vaticano


Arco de Constantino
315
Mármol, ladrillo con revestimiento de mármol
Roma

Augusto de Prima Porta
20
Mármol, 2,02 m
Museos Vaticanos, Roma

Columna de Trajano
114
Mármol, 38 m
Foro de Trajano, Roma
Gladiator
Ridley Scott
2000


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